Charlone

La cálida noche primaveral del sábado pasado encontró a familiares y amigos festejando los dos años de Charlone en Colegiales. Y no era para menos: a pesar de la situación económica, el bar-cervecería celebró la llegada de su segundo aniversario con risas, alegría, mucha birra y buena comida.

El local no dio abasto. No sorprendió a nadie. Cientos de personas fueron a cantarle el feliz cumpleaños a una auténtica “cervecería de barrio”. Ni una sola nube en el cielo había esa noche y la birrita en la calle era lo que más salía. De hecho, había casi tanta gente dentro del lugar, como fuera de él. Parados, sentados en el cordón o aprovechando las mesas ubicadas en la vereda.

Preparados para la ocasión, improvisaron una barra en la calle como para agilizar las compras. De no haber estado esa idea, posiblemente la cola para pedir comida hubiese llegado hasta la calle. No era fácil atender a semejante demanda. La barra que estaba en la vereda sirvió pintas un poco más grandes de lo normal de los estilos APA, Witbier “Algo Contrigo” (en colaboración con Filidoro), Bitter y American IPA.

Dentro del local, a la oferta cervecera que se ubicó en la puerta, se le sumaron los estilos English Brown Ale, Bohemian Pilsner, American Stout y Hoppy Lager. La carta, especial para ese día, no se quedó atrás. Entre las entradas que se pudieron elegir estuvieron los bastones de queso Brie, las papas rústicas (papas al horno en cuña con salsa de crema agria de limón, pomelo, cilantro, verdeo mostaza ahumada y un toque de picante) y empanada de chorizo a la pomarola. Lo platos principales fueron un navarín primavera y ceviche de hongos.

Cerca del final de la noche, como no podía ser de otra manera, se rompió una piñata con regalos para los invitados del cumpleaños. Además, algunas remeras conmemorativas del cumple fueron sorteadas entre la gente. De esta forma, la “familia charlonera” retribuyó todo el amor recibido durante estos dos años de vida.

Así, Charlone tuvo su día. Demostró que subsiste cuidando lo bueno, mientras a otros se les complica. El concepto de “familia” que manejan es una de las claves. Con cocciones chicas pero de calidad, Charlone se asegura un producto que no va a fallar. Saben que es preferible fidelizar al cliente, a expandirse demasiado y perder la esencia de la marca.

Por Alejandro Tellería

Edición de video: Agustín Rodríguez

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