La cerveza es una de las bebidas alcohólicas más antiguas que existen en la actualidad. Su origen se remonta a los sumerios y los egipcios.

Lager, Stout, IPA, Ale, son sólo algunos tipos de cerveza que se pueden conseguir hoy en las ciudades de todo el mundo. Pero el origen de esta bebida es, en realidad, tan antiguo como las primeras civilizaciones de la humanidad.

En la Mesopotamia asiática, vivieron los sumerios entre los años 6500 aC. Y 3000 aC. Entre sus muchos avances, como la escritura cuneiforme, los registros de su economía y diversos sistemas de agricultura, se encuentra el de la fermentación de cebada para lograr los primeros lotes de cerveza.

Un antiguo documento que menciona la cerveza «alulu»

Se cree que la primera se hizo por casualidad: a un sumerio despistado se le mojó el pan, por lo que decidió dejarlo al sol para que se seque en una canasta, pero las levaduras casuales y el calor, hicieron que la mezcla fermente y se diera origen al antepasado del néctar alcohólico más popular del mundo.

En aquel lugar surgió, además, el Imperio Babilónico, 7000 años después de los sumerios. A pesar del cambio de cultura, la cerveza siguió siendo una bebida muy apreciada, ya que se consideraba un alimento y no sólo un medio para mitigar las penas del corazón.

Los babilonios desarrollaron el arte de hacer cerveza y lo llevaron más allá: crearon alrededor de veinte tipos de cervezas diferentes y tienen la primera receta industrial de la que se tiene registro, que está escrita en el Código de Hamurabi, ahí cerquita del “ojo por ojo” y otras máximas del viejo mundo.

Figuras que ilustran el proceso de elaboración de la cerveza en el antiguo Egipto

Sin embargo, la bebida no se mantuvo dentro de los confines del imperio que la inventó. Por suerte para la raza humana, los egipcios desarrollaron una verdadera industria de la cerveza, al producirla con una masa de cebada que era mojada en agua y miel, especiada con hierbas y fermentada en barriles a temperatura ambiente bastante elevada.

Lograron hacer cervezas a base de trigo rojo, espesas, malteadas, fuertes, especiales para ofrendas, hecha con cebada del Alto o del Bajo Egipto, dulce, salada, con dátiles, etcétera. Dentro de las consumidas, estaba la de fabricación más común, de textura espesa y turbia, sin gran volumen alcohólico y con poco gas carbónico; mientras que las clases más ricas la tomaban más elaborada y mezclada con sustancias aromáticas.

La popularidad del “vino de cebada”, como se lo conocía, creció tanto que incluso se aceptó como forma de pago en las rutas de comercio y así fue como esas primeras cervezas se desparramaron por el mundo.

Por Lucas Trotta

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